Blog destinado a los alumnos del INS Joan Corominas de Pineda de Mar, de las materias de Lengua Castellana y Literatura. Espacio de intercambio de archivos, información, sugerencias, etc.
Etiquetas
- 4º ESO (6)
- Calendario (8)
- Lengua 1º Bachillerato (5)
- Lengua 2º Bachillerato (11)
- Literatura (6)
- Literatura 1º Bachillerato (4)
- Literatura española (14)
- Poemas (1)
domingo, 6 de enero de 2013
Entrevista con Cristina Fernández Cubas
Es interesante esta entrevista realizada en el instituto Cervantes de Dublín.
http://youtu.be/gRiIM-9bceQ
Puede ser interesante que, antes del examen sobre la lectura del libro de Cristina Fernández Cubas, leáis el siguiente análisis de Lola Robles, publicado en http://escritorasfantastikas.blogspot.com.es/2011_12_01_archive.html
"TODOS LOS CUENTOS", DE CRISTINA FERNÁNDEZ CUBAS: la sutileza de lo fantástico, la ironía de la realidad.
Cristina Fernández Cubas.
Todos los cuentos
Barcelona, Tusquets, 2008. 507 páginas.
(Colección Andanzas, 672).
Este volumen incluye los siguientes libros de
relatos:
Mi hermana Elba (1.980). Contiene los
relatos: “Lúnula y Violeta”, “La ventana del jardín”, “Mi hermana Elba” y “El
provocador e imágenes”.
Los altillos de Brumal (1983).
Contiene los relatos: “El reloj de Bagdad”, “En el hemisferio sur”, “Los
altillos de Brumal” y “La noche de Jezabel”.
El ángulo del horror (1990). Contiene
los relatos: “Helicón”, “El legado del abuelo”, “El ángulo del horror” y “La
Flor de España”.
Con Agatha en Estambul (1994).
Contiene los relatos: “Mundo”, “La mujer de verde”, “El lugar”, “Ausencia” y
“Con Agatha en Estambul”.
Parientes pobres del diablo (2006).
Contiene los relatos: “La fiebre azul”, “Parientes pobres del diablo” y “El
moscardón”.
Finalmente y como apéndice hay un relato
suelto, “El faro”, continuación de un texto inconcluso de Edgar Allan Poe.
El libro tiene también un interesante prólogo
de Fernando Valls, titulado “Mundos inquietantes de límites imprecisos: los
relatos de Cristina Fernández Cubas.”
Hace poco que pude por fin escuchar, en un
audio de la Biblioteca Digital de la ONCE, estos relatos de Fernández Cubas, por
los que tenía gran interés desde hacía tiempo. La lectura del libro no sólo
cumplió mis expectativas, sino que las superó ampliamente. En mi parecer,
Cristina Fernández Cubas, junto con Pilar Pedraza, son las autoras españolas de
género fantástico con una obra de mayor calidad y madurez literaria.
De antemano diré que esta entrada va a ser un
comentario muy superficial sobre las narraciones de una escritora que merecerían
un estudio mucho más detallado.
Hay una aparente sencillez formal, que
enseguida nos deja descubrir una auténtica complejidad (tanto lingüística como
de contenido), en estos cuentos, muy trabajados en lo literario, muy bien
escritos, con un impecable uso de los motivos. Son piezas de un estilo limpio
(ni preciosista, ni deslumbrante, ni pretencioso…), pero en el que nada falta y
nada sobra.
Entre estos relatos hay historias realistas,
como “El provocador de imágenes”, “El legado del abuelo” o “Mundo”.
Y después, una amplia variedad de textos que
nos muestran casi todas las posibilidades de lo fantástico, de las cuales
servirían como ejemplos muy claros:
1) Lo fantástico en que aparece lo
sobrenatural, lo imposible, lo inconcebible, lo inexplicable, lo que supone una
transgresión de las leyes físicas de la naturaleza: “Mi hermana Elba”, “El reloj
de Bagdad”, “Los altillos de Brumal”. “La noche de Jezabel”, “La mujer de
verde”, “El lugar”, “El ángulo del horror” y “Parientes pobres del
diablo”.
2) Historias que quedan abiertas en esa
vacilación entre dos posibles explicaciones de la que hablaba Todorov: a) el
hecho fantástico se ha producido, y por tanto la realidad se rige a veces por
leyes sobrenaturales o inexplicables, que son una transgresión de la
physis; b) el hecho fue un producto de la imaginación del protagonista,
o de una perturbación de su capacidad cognitiva (amnesia, sueño, locura,
drogas….), las leyes del mundo no han sido transgredidas realmente y por tanto
permanecen inalterables.
Aquí estarían por ejemplo “Lúnula y Violeta”,
“En el hemisferio sur” “Ausencia” y “La fiebre azul”.
3) Relatos que yo situaría dentro de lo
extraño, lo extraordinario, lo insólito, es decir, donde la historia que se nos
cuenta no tiene ningún elemento imposible, pero sí choca con nuestra idea
convencional de realidad, nuestras ”certidumbres preconstruidas” sobre esta, lo
que esperamos por costumbre que suceda o siga sucediendo. Ejemplos: “La ventana
del jardín” o ”Helicón”.
Para mí casi todos los cuentos de Fernández
Cubas nos hacen ver que el límite entre lo real y lo irreal, lo posible y lo
imposible, lo normal y lo extraño, la literatura y la vida es impreciso, mucho
más difícil de definir de lo que creemos, y que nuestros parámetros de la
realidad son por completo convencionales, una construcción mental (y por lo
tanto lingüística).
He dicho construcción mental y por lo tanto
lingüística, ya que no hay pensamiento humano sin conformar por el
lenguaje, y esta es una de las ideas, creo, que Fernández Cubas tiene más clara
al escribir sus cuentos.
El mundo de Cristina Fernández Cubas es un
mundo de ficción, un mundo literario, construido con palabras, como la realidad
misma. Sin duda lectora apasionada, en sus páginas hay referencias más o menos
evidentes a muchos otros textos. A veces la literatura se convierte en el tema
fundamental de un relato, al igual que el lenguaje, sobre el que reflexiona la
autora, sus protagonistas, o se nos hace reflexionar a nosotros los lectores
ante el uso de las palabras para conseguir lo fantástico.
A este interés por la literatura, el lenguaje,
la propia ficción, la propia escritura, se unen dos elementos para mí básicos en
la obra de la escritora catalana, y muy ligados a lo lingüístico: la sutileza y
la ironía.
Cuando un texto fantástico es bueno, lo
imposible o lo extraño no suele irrumpir burdamente en la historia, sino que es
sugerido al lector, quien debe hacer sus propias interpretaciones. En estos
relatos de Fernández Cubas lo fantástico se combina además con la profundización
psicológica en los personajes o en sus relaciones. Y otro de los grandes valores
de la narrativa de Cubas es el humor, la ironía. La mirada irónica distancia a
la autora de su narración, y también nos separa a quienes leemos, permitiéndonos
así una visión más lúcida.
Voy a comentar brevemente cada uno de los
cuentos:
Comienzo con los de Mi hermana Elba
(1980):
“Lúnula y Violeta” es un relato sobre la
literatura y el talento literario, sobre el tema del doble, y la ambigua y
compleja relación víctima-verdugo; sobre qué es y no es real. Temas que se
repetirán en los demás cuentos, y muchos de los cuales parten de la más clásica
tradición fantástica. Sin embargo Fernández Cubas es capaz de abordarlos con una
notable originalidad.
“La ventana del jardín” trata sobre el lenguaje
y cómo este conforma nuestra realidad. El final de la historia es sorprendente,
una muy buena e irónica conclusión.
En cuanto a “Mi hermana Elba”, protagonizada
por niñas, como otros relatos, nos habla de la mayor capacidad para lo
sobrenatural o lo inexplicable que puede darse en la niñez o en personas que
supuestamente son discapacitadas. Habla también sobre el paso a la edad adulta,
con lo que supone de renuncia o abandono de los dones de la infancia y de sus
territorios donde realidad y fantasía, imposible y posible carecen de esa
frontera presuntamente tan clara con la que los que separamos de adultos. Pero
hay personas que nunca abandonan esos dominios de la infancia y su mente más
abierta, más capaz de aprehender lo fantástico y lo maravilloso.
Por cierto, pienso que esos agujeros o
escondites que también protagonizan el relato, y donde se ocultan las niñas son
en efecto agujeros en el continuum espacio-tiempo, y la física acabará
por demostrar su existencia. Es decir, podrían ser materia de la ciencia
ficción, aunque aquí son tratados desde la perspectiva fantástica.
“Mi hermana Elba” es un ejemplo muy interesante
del tratamiento que Cristina Fernández Cubas suele dar a lo fantástico: en sus
relatos la irrupción de lo imposible en la realidad cotidiana no se produce de
una manera estridente ni lo llena todo, sino aparece de forma sutil, a través
por ejemplo de un elemento como los “escondites”.
Es importante asimismo analizar el “efecto
fantástico” (según dice David Roas) que producen los acontecimientos
inexplicables tanto en los personajes como en los lectores, teniendo en cuenta
que la escritora mezcla elementos tradicionales del género con una perspectiva
muy moderna. En “Lúnula y Violeta” por ejemplo, Violeta, la narradora y
protagonista (ya sabemos lo problemática pero también lo útil que es en lo
fantástico la primera persona narrativa, puesto que siempre puede ser objeto de
duda en cuanto a la veracidad de la historia vivida y narrada) sufre una
conmoción tal debido a su relación con la otra protagonista (Lúnula) que la
lleva a la muerte. Y sin embargo, en quienes leemos nos queda la duda, esa
vacilación que Todorov proponía como característica del género fantástico:¿Hay
una protagonista o dos? ¿Está loca Violeta?
Ocurre que estos cuentos no suelen producir
espanto ni un escalofrío como otras narraciones fantásticas antiguas, o las
historias de puro terror. Sí suscitan inquietud, desasosiego, perplejidad, una
interrogación en nosotros los lectores (otra cosa es en los personajes, que
pueden verse gravemente afectados). Por eso digo que la narrativa de Fernández
Cubas es muy moderna (no sé si decir posmoderna).
Este primer libro se cierra con “El provocador
de imágenes”, una historia no fantástica sobre las relaciones de poder-sumisión,
en este caso en una pareja sentimental. El relato tiene mucho que ver con un
cuento de otro libro, “La Flor de España” (este último para mí mucho más
conseguido, también realista y muy irónico, con una protagonista narradora que
al principio resulta anodina y simpática, pero se nos va desvelando como la
auténtica verdugo en una relación que parecía justo lo contrario; es digno de
atención también las reflexiones lingüísticas de la narradora, todo un prodigio
de humor). Tanto “El provocador…” como “La Flor de España” plantean hasta qué
punto nuestras interpretaciones de los vínculos ajenos son correctas, porque
puede que las apariencias engañen y oculten verdades insospechadas.
Repasemos ahora brevemente los cuentos
incluidos en el libro Los altillos de Brumal (1983), todos ellos de muy
buena calidad.
En “El reloj de Bagdad” nuevamente es una niña
la protagonista, y nuevamente ella, junto a dos mujeres mayores y de nivel
cultural sencillo, son capaces de comprender lo sobrenatural. Aquí lo fantástico
irrumpe a través de un objeto, un elemento perverso que traerá el caos a la vida
cotidiana y apacible de los personajes.
“En el hemisferio sur” es un relato muy
interesante y muy complejo que requeriría un mayor análisis; trata sobre la
literatura, los dobles, la demencia…
En cuanto a “Los altillos de Brumal” se trata
de una narración donde, más importante que lo fantástico, es el tema de la
identidad personal, lo que somos cada uno, lo que queremos ser, lo que no
podemos dejar de ser, aunque la sociedad, incluso nuestra misma madre quiera
cambiarnos.
“La noche de Jezabel” se sitúa en un marco muy
característico de este tipo de relatos: una reunión nocturna con tormenta donde
los personajes reunidos cuentan historias de miedo y de fantasmas. Creo que es
un cuento irónico hacia la propia literatura fantástica, y plantea de nuevo un
interrogante fundamental: cómo percibimos la realidad, qué es real y qué es
apariencia, cómo distinguirlas, cómo podemos estar seguros de una cosa y de
otra. Puede efectivamente que lo sobrenatural pase ante nosotros sin que nos
demos cuenta. Y no debemos fiarnos tampoco de los tópicos, ni siquiera de los
tópicos fantásticos: ni todos los vampiros se parecen a Drácula, ni los
fantasmas son tan serios como pudiéramos creer.
El siguiente libro, El ángulo del
horror (1990), contiene también cuatro cuentos. Uno de ellos, “La Flor de
España”, ya lo he comentado antes, al hablar de “El provocador de imágenes”.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)